Los rayos del Sol producen dos tipos de radicación que perjudican la piel y están presentes todos los días del año
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Usar protector solar todos los días, debe formar parte de la rutina de piel, ya que, mantener hábitos de cuidados, la mantiene alejada de futuros problemas. En el mercado actual, hay diversos tipos de protecciones, algunos con más o menos factores y algunos con fórmulas más complejas.
Los rayos del Sol producen dos tipos de radicación que perjudican la piel y están presentes todos los días del año. Sin importar que haya sol, este nublado o con lluvia, es importante protegerse siempre.
A la hora de elegir protectores solares, se debe garantizar que contengan protección contra estos tipos de rayos:
Los rayos Ultravioleta (UVA): están presentes todos los días, incluso en los días nublados. Estar expuestos a este tipo de rayos sin ninguna protección, daña las proteínas estructurales más profundas de la piel, promoviendo el envejecimiento cutáneo, arrugas y flacidez. También son responsables de las manchas. Por eso, se deben buscar factores de protección solar (FPS), mayores a diez.
Los rayos Ultravioleta B de Onda Corta (UVB): estos son los responsables de quemaduras solares y cáncer de piel. Su factor de protección solar (FPS), debe ser mayor a 30.
Ambos, tienen que estar presentes en la elección del protector. Si solamente tiene una, estamos descuidando la otra parte y la protección final no es efectiva.
La aplicación del producto debe efectuar veinte minutos antes de exponerse a los rayos UV Y UVB. Una vez pasados esos 20 minutos, se puede realizar la exposición. Si se producen roces, se debe ir retocando cada dos horas, mientras que, para un día de pileta, en donde el agua estará en contacto con la protección se debe retocar cada una hora, mismo es el caso para la transpiración.
La piel es el órgano más grande, por eso, los protectores solares deben usarse en todo el cuerpo. Hay algunos que vienen específicamente para la piel del rostro y cuello, que suelen ser livianos, y tiene una rápida absorción. De igual manera, en su mayoría los protectores solares se pueden utilizar de manera homogénea para todo el cuerpo y su medida es igual a la de una taza de café pequeña, mientras que, para el rostro y cuello, equivale a dos dedos.
Si se opta por protectores en spray, su uso prolongado en rostro y cuello puede resecar y generar sensibilidad, porque tienen en su fórmula una base de alcohol. Solo se pueden utilizar, si en su envase dice que es apto para este tipo de piel.
En cuanto a los protectores solares a color, su protección es igual de efectiva a aquel que no lo tiene. Está comprobado que los protectores a color, protegen de manchas y melasma (manchas oscuras en la piel, a causa de la exposición al sol sin protección).
Los protectores solares no se pueden mezclar con ningún químico diferente, ya que, al hacerlo la barrera de protección es nula. Si se pueden usar dos tipos de protectores, por ejemplo, si queremos un protector a color y uno que no contenga, lo que se debe hacer es aplicar primero el protector sin color y luego sobre ese mismo, con color.
Se recomienda aplicar el producto con movimientos suaves hasta sentirla cubierta a lo largo de toda la piel, mientras en la zona de la cara se tiene aplicar de a toquecitos. Los protectores solares tienen vencimiento, una vez que abiertos pueden durar entre nueve a doce meses. Año a año, hay que renovar la protección solar.